Tengo un día. Hace mucho que no tengo un día. Lo voy a tirar a la basura, viendo la tele.
Cuando uno mira la tele, mira, en verdad, cómo lo está mirando la tele a uno ¿Qué pasa, por ejemplo, con las novelas? Encuentro varias entre la media mañana y entrada la tarde noche. ¿A dónde apuntan para que imitemos? ¿Para que nos sintamos ser? ¿A dónde apuntan con esos protagonistas, en las novelas? ¿Qué tipo de personas son los protagonistas?
¿Por qué la mayoría de los relatos avanza en pos de la estupidez de los protagonistas?
Buenos, pavos, inocentes, nunca se dan cuenta de quién es el malvado. Si lo saben, no se dan cuenta de cuándo los están cagando. Y, el milagro de que estos estúpidos sepan exactamente lo que pasa es inversamente proporcional al tiempo que le queda a la novela al aire. Entonces, falsos embarazos que atrapan a pretendientes destinados a otros amores -otros protagonistas-, falsas enfermedades, falsos accidentes.
Idiotez como rasgo supersticioso o de reproducción cultural de la buena cepa humana, justificación de la tonta complicidad y esa estupidez superticiosa que se queda pasiva, a la espera de que al final todo se resuelva antes de que los títulos empiecen a pasar.
¿Es inocente este tipo de rasgo cultural preponderante?
¿Es menor? ¿Es exclusivo de Argentina? ¿De América? ¿De occidente?
Antes se pensaba que en Gran Hermano ganaba el que parecía más bueno. Marcelo Corazza, por caso. Los medios se divirtieron difundiendo que era gay y el muchacho pasó a mejor vida. Ahora se advierte que el que gana es, no el más bueno, sino el más pasivo.
¿Porqué? ¿Porqué se acepta esta manipulación de los caracteres?
Mucho gorila cultural apela a una suerte de economía de mercado y culpa a la demanda. ¿Para qué lo ves? No lo mires, proponen, simulando no entender nada, en un plan muy hijo de puta. Como si se pudiera decirle a un indigente que no coma alimentos putrefactos de la basura si no le gustan. Más bien parece que se pidiera, simplemente, que no se quejen. Como si existiera en el aire una sensación de culpabilidad de todos.
Una culpabilidad redireccionada. Porque no es una culpabilidad que reconoce falencias graves en el contrato social que traiciona a quienes le impidieron el acceso a los medios de producción o de reproducción, sino que es una culpabilidad aceptada pero nunca discutida. Como si se le hubiese escondido, o suprimido a la masa o a la totalidad o al vulgo, una parte de la historia.
Esto es perfectamente posible en tanto los medios están vedados a los ciudadanos. Los medios de comunicación o de producción, da lo mismo. Entonces, un libretista puede creer que está inventando una historia como si existiera un punto cero de la creación. Y a la vez, el ego lo lleva a creer que accedió al trabajo en donde se encuentra realizando su producción por mérito exclusivamente propio y nunca por una falla o una falencia o una discapacidad. Adopta, también, el discurso. Este sujeto, tan económico de reflexión no entiende de la operación de una suerte de darwinismo social que se cargó a tanto espíritu “dañino” al sistema, o que se hubiera replanteado, siendo optimistas, uno o dos aspectos más que los demás.
La discapacidad, la inferioridad, depende de las reglas de juego. La regla te incluye en la discusión, que es la programación de hoy, y te dirige hacia dónde pensar.
Si a Kirchner le caen encima porque les reclama a los jueces de Casación, el hecho de que no apuren los procesos contra determinado delincuente asesino, achacándole una intromisión de un Poder en otro, una extralimitación del Ejecutivo sobre el Judicial ¿porqué nadie dice nada acerca de que Mauricio Macri acaba de salir de la Casa Rosada, no sólo robándose la Policía, sino diciendo que iba a hablar con los jueces para que los delincuentes no pudieran ser excarcelados... digo, ¿no parece tendencioso que nadie advierta una extralimitación mucho peor, en persona, en privado, apretando o “arreglando” con un juez que encerrará a un menor “para la tribuna”...
Los medios me están llevando ahora a otro lugar. Me quiero resistir, pero también hay que pensar en Qué tipos de delitos son los que les preocupa a estos medios o a estos políticos o a estos Fondos Monetarios Internacionales o a estas Organizaciones Mundiales del Comercio, si buscan reproducir, que sus medios impongan u orienten a pensar en el castigo al menor que, generalmente es el paria, el de la calle, el externo, el enemigo, los relegados del momento, no los necesito, no los uso, no tienen lugar en este sistema, listo, los tiro a la basura, los desprecio, los rechazo, no los miro más
Me quejo de la delincuencia, de esos menores, y no me quejo de la lentitud de la Cámara de Casación, porque son delitos que no están implicados directamente con “nosotros”, o sí, desde un lado de complicidad, culpabilidad, es otra delincuencia más Pro, que coincide con una delincuencia más amiga de los mismos empresarios delos medios.
Esa gente, manda. Esa gente desprecia que se enjuicie a los asesinos, y están a favor de que se encierre a un ladrón. Entonces es válido pensar que para ellos es primordial la propiedad a la vida
Pero, cómo es la relación entre ellos y nosotros. Con esos empresarios de televisión, lobbistas, empresarios de editoriales de diarios, petroleros, comerciantes. Parecen producir en un estadío tan anterior sus relaciones, que ni siquiera constituyen un oficio o un sindicato, reproducen algo que no se puede ver, es como el cuerpo que produce el ojo, ese ojo no puede ver el principio de la creación, allí están enquistados ellos, en la estructura social, a ese sitio apuntan. En lugar de ser mecánicos o farmacéuticos, se los conoce como El Poder. Lo que determina la ubicación de un país respecto de otros países es la relación que el Poder de ese país mantiene con los poderes mundiales.
El mundo funciona en un plano y ellos en otro. Sin empacho por la vida, la diferencia de categoría de humano es palpable. Como si nosotros fuésemos esos pájaros ciegos de las cuevas de Borneo, que en un zapin se me cruzan y que se llaman Salanganas. Viven en unas cuevas oscuras y no necesitan los ojos, y por eso no los tienen, o triceversa. La cosa es que los hombres van con linternas y les roban los nidos que les lleva treinta días construir, porque lo construyen con pequeños hilitos de saliva.
Una metáfora casual y grosera que m,e regaló el destino del zápin. La cosa es que se meten en nuestro habla, miramos la tele para hablar al día siguiente, del partido, de la novela, del caño, de lo que sea. Nuestra saliva se roban. Con el caño, Tinelli se roba nuestra saliva, que en definitiva es lo que podemos producir y a partir de semejante consenso debería salir la certeza del gobernante de turno. Pero, lo gracioso de las Salanganas estas es que durante 500 años el Hombre recolectó nido de Salangana. Una tarea muy peligrosa, por adentro de una cueva de más de 60 metros de altura, con una escalera hecha de lianas, para juntar los nidos, el ingrediente principal de la sopa de nidos. En las cuevas de Borneo. Inmediatamente que uno le saca el nido al Salangana, este lo empieza a construir de nuevo. Es una materia prima que no se acaba nunca. Se venden, los nidos de saliva, al mismo precio que la Plata.
La cosa es que nosotros ni siquiera hacemos valer nuestra saliva y dejamos que los diarios se rían de nosotros y los medios con ellos.
En su lugar estratégico, y en vistas de que los medios de comunicación son tan básicos como el petróleo, y están no sólo en manos de empresarios, que eso ya estaría mal, ni es la cosa de que justo estos empresarios sean casual y moralmente incorrectos,
Hay que empezar a plantear que la única posibilidad de democracia posible es si los medios son estatales, no en su orientación ideológica, sino en su administración. La programación y los programas deberían ser votados por los televidentes. Debería existir una carta magna de los medios de comunicación, por su papel fundamental en la democracia. Y hay que promulgar la necesidad de intervenir en todas las deciciones. Las administraciones de los diarios deberían ser elegidas libremente por los lectores. Y podría ser elegido hasta su diseñador o su diseño. Participación, participación constante. Y menos trabajo.
Hago otro zápin. Escucho esto:
“Ella se había refugiado en la droga, porque apenas aparecía por esa puerta algún psiquiatra o algún psicoanalista, fuera lo que fuera que estaba a mano, una taza, o una pieza de arte prehispánico, volaba por el aire en plan de ataque a esa intromisión”.
Una señora mayor se refiere a Frida Kahlo, la morfina, el dolor, los principios y los últimos días de la artista.
Mercedes Morán recuerda una frase de Frida: “Pies para qué los quiero, si tengo alas para volar”
Cambio. Lo veo a Niembro. El prototipo de ese lúmpen operador mediático. Están todos. Mostaza. El bambino. Niembro tiene la suerte de Macri en Boca. El bambino tira su frase y salva el programa: “Si hay precisión, una pared, la podés meter en un campo minado” Me acuerdo del padre de Candelmo. ¿Porqué nunca se juzgó la catadura moral del padre de Malena Candelmo? ¿Quién conoce al padre de Malena Candelmo?
Cambio. Encuentro una publicidad. ¿No es un abuso de Arnet, recordarme, no sólo que la única libertad a la que puedo aspirar es a la de andar sin ropa interior?
Cambio. Pienso que es una cargada excesiva de parte de la Cocacola lait, el permitirnos reír un rato de ese público que salió mal en la foto. Como un carnaval, sólo una vez al año, una vez en la vida. Después, todo seguirá igual, la cosa es que los demás no salgan, nunca, en la foto.
Cambio cansado. Pienso que está muy bien que le den un año y medio al maricón ese de La Pampa que le pidió guita a su profesora, amenazándola con contar un romance prohibido. Con eso no jode. Hay que pelear el campo moral, no queda otra.
Dejé de ver televisión, porque, es verdad, es una pérdida de tiempo. Ya Ganó Macri y nunca hubo futuro. Ni siquiera tengo los medios para poner fotos en esta computadora. Vaya como gesto antitelevisivo la ausencia de imágenes.
Es preciso tomar los medios y ellos se dieron cuenta y por ello los ubican en el mismo lugar, en importancia, que la vida misma. O en un lugar superior.
29 junio 2007
La caja, boba
Publicadas por Ulises Dumond a la/s 11:53:00 a.m.
Etiquetas: Mauricio Macri, Televisión
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Es cierto que ellos le dan el mayor valor a la propiedad privada. Sino no se explica cómo un cana saca un arma en un locutorio para evitar un robo, aún a costa de la vida de un tipo que lo único que estaba haciendo ahí era tomarse un cafecito.
Publicar un comentario