02 octubre 2007

Otro ladrillo en la pared

Yo no sé bien, pero, sin ánimo de restarle importancia al tema por la falta absoluta de datos en general, pero tampoco sin agarrarse de los pelos por la puesta en evidencia del persistente sedimento vandorista en buena parte de la organización gremial argentina, lo que no me termina de cerrar es cómo, en un período de unos cuatro minutos, un familiar o un amigo del asesinado, entrevsitado por el canal de noticias TN, puede asegurar que la víctima "era una buena persona, no tenía problemas con nadie, nunca" e inmediatamente después confirmar que hacía "como quince días que recibía amenazas telefónicas"...

Hubiera dado para preguntarle y hasta para que él mismo adviertiera la inconsistencia.



El gremialista era Mario Orellana, de 43 años, secretario general del gremio en el partido de La Matanza y protesorero del sindicato a nivel nacional. Apareció con un tiro en la cien. No le robaron nada, ni siquiera la camioneta. Lo mataron desde fuera y luego trasladaron la camioneta al lugar donde se la encontró, con el cuerpo en el asiento de atrás.

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