Che, qué raras versiones que hay respecto del triple crimen de los policías. Primero que se robaron todo, después que no se llevaron nada. Que conocían el lugar. Que los acuchillaron y que no hay signos de resistencia. Sumado a que no son cortes profundos -con intenciones de matar- se supone que fueron hechos después de haberles disparado. Con qué sentido. Allí hay un mensaje.
Otro son los cuatro tiros por la espalda que recibió l que intentó escaparse después de tirotearse. Acá parece que dos policías y dos presidiarios salieron de noche sabiendo que se iban a encontrar a dos pinches cualquieras a cuyos cuerpos, incluso, pensaban hacerle más daño. Apareció el tercero y un tiroteo los alarmó a escaparse y, en lugar de volverse caminando en la madrugada, como pensaban, lo hicieron con la camioneta policial. Antes, cuatro tiros en la espalda, al rededor de otro punto cardíaco en el centro.
Mientras extrañamos a Sdrech, hay que preguntarse porqué cambiaron tanto las versiones. Quién les dijo a unos una cosa y a otros otra cosa. Hay que seguir el rastro de la fruta podrida. No sirven de nada las hipótesis. Es un mensaje, del, pongamoslé, Servicio Penitenciario Federal, o de los policías exonerados, o de quien sea; de la punta del ovillo se llega al centro. Alguien está tirando o está pidiendo que difunda una cosa y después otra.
Además, es alguien que conoce. Quizás, porque no se lo puede descartar, mantuvieron una charla antes con Ricardo Torres Barbosa y Alejandro Batalaro, de unos veintipico. Y después los soprendieron de un cuetazo a cada uno. Quizás simplemente entraron, dispararon los especiaistas en disparos y trabajos sucios y después entraron los secuaces tumberos, que se vieron interrumpidos por el fuego del tercer policía, el sargento Pedro Díaz de unos cuarenta y pico. Presumo que tumberos por el sólo filo que dicen que tenía el arma blanca. (Con lo cual, entonces, también hay que dudar de las versiones de que los cortes son superficiales, si pudieron determinar que era de un sólo filo. Pero sigamos c0n este mapa, para fijarlo o para aburrirnos y que aparezca otro.) Es más, si mis cálculos no me fallan, hay que buscar en los negocios más económicos o accesibles del lugar, que allí compraron el arma blanca. En el boliche más cerquita.
Ahora esperemos más datos.
Yapa: Cuál de los asesores de López Murphy fue el que le tiró que Kirchner había culpado a la oposición.
La última, eh: Cuando el superintendente de Investigaciones Especiales de la Policía bonaerense dice que no hay dos bandos, que la policía está unida ¿hay que creerle? Supongamos que le creemos... ¿qué tenemos que creer cuando dice "estamos trabajando muy duro. Estamos consiguiendo los testimonios necesarios". aia.
19 octubre 2007
Tres policías asesinados
Publicadas por Ulises Dumond a la/s 10:25:00 p.m.
Etiquetas: Alejandro Batalaro, Argentina, Clarín, gorilas, La Nación, Néstor Kirchner, Página/12, periodismo, Ricardo López Muphy, Ricardo Torres Barbosa, Sargento Pedro Díaz
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