No es que a uno no le importe que la Cámara blablablá dictó prisión perpetua para Poblete, el asesino material del maestro Carlos Fuentealba, o que no le haya importado la condena al miserable ex comisario Alfredo Fanchiotti, que se cargó a Kosteki y Santillán en la ex estación Avellaneda, pero si no caen los autores intelectuales no se va a poder renovar la confianza en la política por más acuerdo del bicentenario se plantee.
A esta altura nadie duda de que Poblete y Fanchiotti tienen cosas que perder, mucho más costosas que el hecho de estar condenados de por vida, y no van a hablar. Pero es indispensable que se siga la investigación, el hilo de mandos, lo que sea que disimule un poco que finalmente los cargos públicos no son más que trofeos momentáneos, como el representante futbolístico que consigue la palanca en un club por un rato. Una cosa muy miserable, bah.
1 comentario:
A esta altura se ha hecho costubre esto de agarrar solamente a quienes tiran del gatillo, y olvidan la responsabilidad política de alguien con poder de mando que ordena reprimir con armas una manifestación. Por eso De la Rúa, Duhalde y Sobisch también deberían estar en cana. En un país civilizado, que no es ninguno de los que muchos podrían pensar, estos tres estarían picando piedras o limpiándole el orto al elefante del zoológico.
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