Se puede ser un grande en algún aspecto, pero se es un ídolo sólo cuando esa grandeza es integral.
Y Juan Román Riquelme es de esos. En un comentario de mierda pero irrefutable, podría decirse que Román nunca haría La noche del diez. Es verdad que tampoco haría la del topo Gigio, pero ¿cuántos jugadores son comprometidos como Román? ¿Cuántos, en este fútbol que cada vez emplea estrellas más jóvenes y sumisas, se plantarían como Román? En la cancha, ante los dirigentes o en la vida. Pregunto.
A muchos, antiguos y recientes, les encajan una patada con comba en el culo y se van del club sacándose una foto con el presidente, con el jefe o el dueño. Con una obediencia pasmódica. El Topo Gigio de Román no fue casualidad, ni fue una bravuconada de quien se sabía ya en Europa.
Cuentan que el último fin de semana, Roberto Digón presentaba su candidatura para pelearle la presidencia de Boca al otrora aliado y hoy acérrimo enemigo, Mauricio Macri. Cuentan, también, que el acto era emitido por Crónica TV y estaba invitado Jorge “el patrón” Bermúdez, quizás como símbolo de esa camada que por prepotencia de campeonatos o porque comparten la ética de Román, supieron mandar a Salvestrini al psicólogo.
Hoy Román la está descosiendo de nuevo en Boca. Mauricio Macri, en campaña, se hizo un hueco entre el “salto al bache” y la “tocada de pobres”, para sacarse una foto con Román. Pero este fin de semana, mientras en Crónica, como decíamos, se proyectaba el lanzamiento de Digón, recibieron un llamado telefónico de alguien que con la voz de Riquelme dijo ser Riquelme y pidió saludar a Bermúdez. Lo saludó al aire y le mandó saludos para Digón. ¿Hace falta agregar algo más?
A un día del Día del Trabajador, es propicio recordar que no negociar la dignidad es parte de la obligación ética de todos los compañeros. Sobre todo por una responsabilidad colectiva.
Para este blog, y a pesar del golazo que le hizo Riquelme a Racing, el premio Amigo del Club del Fernet para Juan Román, es por la jugada del partido que este fin de semana no estuvo dentro de la cancha.
Y Juan Román Riquelme es de esos. En un comentario de mierda pero irrefutable, podría decirse que Román nunca haría La noche del diez. Es verdad que tampoco haría la del topo Gigio, pero ¿cuántos jugadores son comprometidos como Román? ¿Cuántos, en este fútbol que cada vez emplea estrellas más jóvenes y sumisas, se plantarían como Román? En la cancha, ante los dirigentes o en la vida. Pregunto.
A muchos, antiguos y recientes, les encajan una patada con comba en el culo y se van del club sacándose una foto con el presidente, con el jefe o el dueño. Con una obediencia pasmódica. El Topo Gigio de Román no fue casualidad, ni fue una bravuconada de quien se sabía ya en Europa.
Cuentan que el último fin de semana, Roberto Digón presentaba su candidatura para pelearle la presidencia de Boca al otrora aliado y hoy acérrimo enemigo, Mauricio Macri. Cuentan, también, que el acto era emitido por Crónica TV y estaba invitado Jorge “el patrón” Bermúdez, quizás como símbolo de esa camada que por prepotencia de campeonatos o porque comparten la ética de Román, supieron mandar a Salvestrini al psicólogo.
Hoy Román la está descosiendo de nuevo en Boca. Mauricio Macri, en campaña, se hizo un hueco entre el “salto al bache” y la “tocada de pobres”, para sacarse una foto con Román. Pero este fin de semana, mientras en Crónica, como decíamos, se proyectaba el lanzamiento de Digón, recibieron un llamado telefónico de alguien que con la voz de Riquelme dijo ser Riquelme y pidió saludar a Bermúdez. Lo saludó al aire y le mandó saludos para Digón. ¿Hace falta agregar algo más?
A un día del Día del Trabajador, es propicio recordar que no negociar la dignidad es parte de la obligación ética de todos los compañeros. Sobre todo por una responsabilidad colectiva.
Para este blog, y a pesar del golazo que le hizo Riquelme a Racing, el premio Amigo del Club del Fernet para Juan Román, es por la jugada del partido que este fin de semana no estuvo dentro de la cancha.
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