22 septiembre 2010

Después de Honduras, otro duro ataque a la libertad de prensa

"HAY QUE SER MUY IRRESPONSABLE PARA PROVOCAR TODOS LOS DIAS A UN GOBIERNO POPULAR QUE ESTA HACIENDO LO POSIBLE Y LO IMPOSIBLE POR COLOCAR AL PAIS EN EL RUMBO DEL CRECIMIENTO CON EQUIDAD PARA COMBATIR LA DESOCUPACION Y EN LA LUCHA CONTRA TODO TIPO DE IMPUNIDAD".
(Ni Aníbal Fernández ni 6-7-8,
este fragmento del 2003,
filo K y anti piquetero,
es autoría de Alfredo Leuco.
Chupate esa mandarina.)




La noticia, de dudosas procedencia, configuración y objetividad, forzada por donde se la mire, es que el periodista cordobés, Alfredo Leuco, denunció haber sido amenazado de muerte por un bloggero K y, casi todos los matutinos, pusieron el grito en el cielo. Se ve que habían juntado ganas, seguramente por no haber podido investigar el asesinato reciente de Adams Ledesma Valenzuela, director de Mundo Villa.

Repito, para que se entienda bien. La noticia es que Leuco denunció haber sido amenazado de muerte por alguien que escribe un blog. No que a Leuco lo amenazaron de muerte. Porque la denuncia es lo único, concretamente serio, que puede extraerse de este gag. Siempre y cuando, claro, se formalice judicialmente y no termine siendo otro producto en mal estado de la verdulería de este personaje.

Hay que reconocer que el material, aun carente de seriedad informativa -ética-, es un rico lujo en el plano del show noticioso. Garantiza repercusión; coincide con el sentido opositor de la cruzada activista; provee algo de legitimidad al traje de victima que hace rato Leuco quiere ponerse, bastón de censura y galera del miedo, incluídos; y contiene cualidad de asunto serio, como toda muerte. Y, todo, casi sin costo.

Alfredo Manuel Lewkowicz (su nombre real), como Pepe Eliaschev, por ejemplo, todavía no ha podido ganar para sí el estatus de general de la derecha. Sufre como un desprecio, desde que se volvió acérrimo opositor, la poca consideración de su militancia chivera pro derecha, tanto de propios (competencia) como de ajenos. Está cansado de ser tomado para la chacota y, conciente de sus limitaciones, permanece resentido por tanto mercenario que, con sus mismas limitaciones, ha alcanzado sitios privilegiados como los que él añora.

Sucede que, además de sus contradicciones profesionales, sus papelones públicos y un desempeño rayano con la miseria, Leuco habla con un marcado y perjudicial acento cordobés. Lo que quiere decir que apenas empieza a hablar todo el mundo espera que cuente un chiste. De modo de que lo que es un plus beneficioso para humoristas se vuelve un defecto en perjuicio de los periodistas.

Pero, si a ello le suma una falta de seriedad que supera con creces a la de la tonada, la cosa se vuelve fulera y cuesta arriba y, acá es cuando tenemos que comprender a este pobre pelado y sabemos que es necesario trabajar mucho para revertir esas cosas.

En esa urgencia, Leuco se enteró de lo que escribió Lucas Carrasco en su blog y pensó que por estos aspectos le convenía este show. Y el personaje. Que:

1. Es suficientemente mediático a los fines económico-comunicativos de la opereta, pero inferiormente instalado.

2. Remite directamente al kirchnerismo pero sin demasiada banca política, cualificando la batalla del cordobés, sin presentarle demasiado peligro real.

3. De yapa, arrastra al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, por su apoyo al inasible movimiento blogger nac&pop, nacido a la sombra de multimedios (el capital) monopólicos y como resistencia al discurso artificial de blogueros pagos y empleados comentaristas de consultorías.

4- Tiene antecedentes públicos políticamente incorrectos, carece de imagen y carisma, y que también se ha hecho de algunos frentes internos.


En fin: Dicen de que a la cosa la generó las siguientes declaraciones de Lucas:

"Hank escribe, en la fiesta de los Negros de Mierda, que hay algo más bajo que ser Alfredo Leuco, y es trabajar para Alfredo Leuco. Me hace reír, obvio. Hasta que supe, y esto es imperdonable, que Agustina, que está en el rincón, hablando con un gil, sí, que trabaja con Leuco. Ese, un gil. Voy a juntar gente, irme a la puerta de canal 26, hacerle un escrache. Si me la enamorás a Agustina, ay, dios.

Voy a matar a todos. No va a quedar ninguno vivo. Este post servirá de prueba. Voy a entrar con una metralleta a ese programa. Voy a matar a todos. Agustina, por dios, sos la mina más linda del mundo, no podés, ok, te entiendo que no me des bola, por eso, porque sos la más linda del mundo, en ésa te banco, ahora bien, convengamos; con ese gil no. No y no. Necesito ayuda. Solidaridad. Ay, Agustina, querida. Si lo ven en la calle, es ese nabo que señala una pantalla gigante, y Leuco lo mira desconcertado, debe ser el hijo del gerente del canal, no sé, no importa, pero Agustinita, dejate de joder. Por dios. Voy a matarlos a todos, lo juro."

Terrible.

Este chico es un asesino. Negro y asesino. Peronista y asesino. Borracho y asesino. Joven, qué querés.

Esto es evidencia pura. Con el modus operandi de todo asesino, que habitualmente anuncian sus golpes por blog, se identifican, detallan el lugar, el armamento y amenazan de muerte abiertamente a cualquiera, confiados en la Justicia adicta.

Carrasco se entregó en bandeja. Le hizo el juego a la derecha. Es evidente que cuando dice estar enojado con Juan Cruz Sanz encubre un mensaje mafioso dirigido a Leuco y que la figura romántica, presuntamente causada por su amor a Agustina, es una coartada. Agustina rima con Cristina, esa es la verdad, no se necesitan investigadores, todo está claro. Y todos sabemos que Carrasco siempre lleva la ametralladora en su mochila. Ello justifica la cruzada del periodista cordobés y la tapa de Clarín de hoy.



Llamado a la solidaridad. Se necesita con suma urgencia conocer el paradero de la ética periodística argentina. Al momento de su desaparición, vestía de color negro, presentaba claros signos de desnutrición y maltrato, y fue vista por última vez en las inmediaciones de la democracia.

Aclaración. Conozco a Leuco y a Carrasco de vista. Más a este que a aquél, pero en un sentido cuantitativo. Ví más veces a Lucas, por coincidencia geográfica y etaria, que al otro. No tengo más relación con ninguno de los dos. Escuché cosas de los dos, buenas y malas, de incomparable envergadura. Los papelones públicos y profesionales de Leuco, tal vez por trayectoria, le sacan mil cuerpos de ventaja a los de Lucas.

Una conocida en común, talentosa y de tan buen ver como las niñas que rodean a Carrasco, me dijo en cierta oportunidad: "Al lado de él, ustedes parecen casi normales".

También escuché de agachadas que ciertos jerarcas periodísticos, de cultivada pero falsa fama de intelectuales de izquierda, le hicieron a Carrasco. Y después, de las mismas bocas, escuché que lo acusaban de borracho. Antes de que se los viera compartiendo festejos con él, bailando el paso de la hipocrecía.

En ningún caso, la participación política es fácil. Todo lo contrario. Lo mismo que el acceso a las fuentes de empleo, para la mayoría. El medio tampoco es fácil y el ritmo, menos. Muy sobre todo, en el caso de los jóvenes y de quienes portan una ideología diferente de la ejemónica.

Puedo llegar a aceptar como una irresponsabilidad al alcoholismo pero, de ningún modo, una falta ética o moral peor que la de comercializar principios, defraudar a los ciudadanos que consumen noticias o deteriorar a una profesión fundamental de la democracia. El 80 por ciento de los movileros -o de los que hacen aire- consumen algo para zafarse de la timidez o la rigidez, soltar la lengua u ocultar humores incompatibles. Vi a los movileros de CQC -de los que Tognetti formó parte- trabajar con un balde de champagne a un costado, en el piso. Igual que a Fabio Alberti, escribiendo los guiones para Day Tripper, en la previa del programa de la rock and pop. Uno cree que los mediáticos tienen una pasta especial, pero hasta Rocío Marengo y su coala, terminaron señalados por fumar porrito antes de salir a escena. Quiero decir, Leuco, nunca junto al pueblo, advirtió que Carrasco podía ser un objetivo indefenso. Y se propuso sacarle provecho, usarlo, en fin, pisarle la cabeza para salir a la superficie. Salvarse solo. Fiel al estilo del sector que representa.

Lo único que podría reprocharle a Carrasco, entonces, tras este hecho, es que ahora, por una mina -que si se va con Sanz sospecho que no vale demasiado- nos vedó la posibilidad de ir a cagarlo a tiros a este cordobés payaso e hijo de puta, por evitar que lo culpen de asesinato al compañero. Pero, ojo, que no se vaya a mandar ninguna o se meta con alguna mina con contramarca, porque juro que lo cago a tiros a Leuco para inculparlo.

Je, no, mentira, es un chiste. A ver si me denuncia a mí, ahora. Que quede claro. Y las pruebas son que no tengo metralleta, que Leuco no me parece un enemigo de jerarquía, que no conozco a Carrasco y que, si decidiera ametrallar a Lewkowicz, lo haría por el bien de la Patria y el oficio, no como él, como parte de una opereta.