18 noviembre 2010

¿Y qué tal si yo te doy el pase?

"Festejemos,
como pelotudos,
un año más
cerca de morir".





“Mi hija,
no sé si es la segunda o la tercera,
no me interesa.
Hace terapias alternativas,
reiki, yoga, masages,
todas esas cosas para que los burgueses consigan
en 2 ó 3 años
la relajación y la armonía
que otros tienen que lograr
tomándose un moscato
en Constitución,
antes de viajar tres horas
hasta Berazategui,
para bajar y sacarse las ganas
de prender fuego todos los edificios
donde habitan los que nos enseñan a ser sumisos y tolerantes
con los psicópatas que nos mantienen
como animales
serviles
tirando del sulky
donde pasean
los hijos de puta que inventaron eso”.




“Lo único que quería
era expresar mi deseo
de libertad sexual,
porque se lo reprime mucho al sexo,
se lo esconde. Se lo esconde
para que te de más ganas.
Te lo muestran de a poco
para que lo desees.
Culo en tapas de revistas,
culo para que mires un programa,
culo para que compres tapas para empanadas,
y mostrándote esos culos
inalcanzables
te meten en la cabeza la necesidad
de tener lo que no tenés,
desear lo que no deseás
y así tenerte toda la vida
colgado de las tetas
de esa vaca puta
de la que sale toda la bosta
de esta sociedad de mierda”.


“Por hoy es todo,
prefiero no despedirme,
porque las despedidas
entre los seres humanos
me dan un poco de tristeza.

Aunque los encuentros,
también.
Porque en cada encuentro,
encuentro
cada vez más pelotudos,
que festejan encontrarse
con otros pelotudos,
en reuniones
 que son un verdadero intercambio de pelotudeces,
buscando al pelotudo
perfecto
con el cual planear un viaje a Cataratas.
A las cataratas de la caca
a la que vamos navegando
en lancha
distraídos por la mediocridad
del hermoso paisaje
del río Paraná
de la mierda”.

15 noviembre 2010

Pedrazza y La Nación, un sólo corazón

(El siguiente es un documento publicado hoy por la agrupación política de periodistas, La Gremial de Prensa, en solidaridad con los trabajadores que el centenario diario La Nación emplea en condiciones contractuales pauperizadas, compañeros comúnmente conocidos como tercerizados (flexibilizados, pauperizados, vulnerados...), término que recientemente adquirió cierta espantosa celebridad a causa de la misma lucha de otros tercerizados que derivó en el asesinato de Mariano Ferreyra.)



NO A LOS DESPIDOS EN COVEDISA
La Nación también terceriza trabajadores

     El diario La Nación tercerizó su sector Club de Lectores, mediante la creación de Covedisa, en paralelo a la reestructuración de administración que llevó adelante durante 2008/2009 con despidos y retiros voluntarios “obligatorios” de unos 100 trabajadores de prensa. Esta maniobra para precarizar a los trabajadores incluye también la decisión arbitraria de encuadrarlos en el gremio de comercio, cuando son en realidad trabajadores administrativos del gremio de prensa.

     Condiciones de trabajo precarias: falta de agua, falta de instalaciones sanitarias, lugares de trabajo oscuros, rotación permanente de personal mediante la artimaña de no permitir que los empleados superen los 2 meses 3 semanas y 4 días de prueba (correspondientes a la ley de trabajo, y no al convenio de prensa) y el impedimento del ejercicio de tener representación gremial interna (hay una sola delegada para 600 trabajadores), llevaron a un grupo de trabajadores a formar una comisión de reclamo, reconocida por el Ministerio de Trabajo.

     Como represalia la empresa despidió a estos compañeros y hoy va por otros 120. Por reincorporación inmediata, por condiciones de trabajo dignas, por libertad gremial y por el encuadre de los trabajadores en el gremio de prensa.

     La ausencia de la conducción de nuestro gremio en la defensa de los derechos de los trabajadores, del estatuto del periodista profesional y de los convenios colectivos, permitió que las empresas avancen en la precarización de los trabajadores de prensa, tercerizando tareas y convirtiendo a muchos trabajadores en proveedores cuando en verdad realizan un trabajo de convenio.

Facundo Martínez, Analía García, Flavia Vogel, Fernando Tato Dondero, Néstor Piccone.

Por LA GREMIAL de Prensa