02 noviembre 2010

Mucha gente

Mucha gente vota por intuición.

Mucha gente no va en busca de la información, espera que le llegue.

Mucha gente piensa en política con categorías extrañísimas.

Mucha gente sin argumentos utiliza esas categorías cuando los argumentos de la política se le acaban.

Mucha gente inventa cosas.

Mucha gente repite cosas que le parecen raras, le parecen buenas porque le son raras, porque se siente miserable y todo lo extraño le es bueno.

Mucha gente queriendo derrocar un gobierno democrático a causa de su estilo. Mucha, pendiente de la ropa y las carteras.

Mucha gente que ora critica a Néstor por mal vestido, ora critica a Cristina por bien vestida.

Mucha gente tiene mala leche.

Mucha gente mala leche sabe que es desleal con la verdad, sabe que sus verdaderos argumentos son inconfesables, suponen que la causa lo justifica y se consuelan imaginando un otro peor.

Mucha gente se jacta de sus pioladas y son los primeros en denunciar las ajenas, además de explicar con justeza que es el factor responsable de todos los problemas nacionales.

Mucha gente florea su viveza y la de sus ídolos, pero no hay cosa que la embronque más que la vergonzosa viveza criolla.

Mucha gente practica el nacionalismo de la frase que dice que Argentina es el mejor país del mundo, si le sacan a los argentinos.

Mucha gente se cree buena y no entiende la diferencia entre equidad y caridad.

Mucha gente se considera en contra de la discriminación porque su mapa de jerarquías sociales no incluye negros o judíos.

Mucha gente se la pasa diciendo que la gente es una mierda.

Mucha gente no se le para si no se comporta como una mierda.

Mucha gente también dice “nadie te regala nada”, “si no te cuidás vos, quién te va a cuidar”, “quién se cree que es”, “quién te creés que sos”, “negro de mierda”, “antes de que te cague, cagalo vos”, “la política es sucia”, “los sindicalistas son vagos”, “se la pasan tomando mate” o “son tod@s iguales”.

Mucha gente empieza un relato, diciendo “Yo no tengo nada contra los…, pero…”.

Mucha gente se cree libre y soberana pero se la pasa diciendo de otro que “Es impresentable”.

Mucha gente odia a los bocones. Mucha, los odia más cuanto más pobres son.

Mucha gente dice respetar la lucha de las Madres, sólo para poder criticar a Hebe.

Mucha gente, cada vez menos, dice que Pelé fue mejor que Maradona para no decir que un negro es más pintorezco que un cabecita negra.

Mucha gente se preocupa más por la seguridad de sus bienes que por la de los niños.

Mucha gente se inventa que la culpa de la pobreza es de los pobres ignorantes que andan en cualquiera y tienen hijos a troche y moche.

Mucha gente se preocupa por los problemas de los demás para poder aconsejar con tono de voz sobrador.

Mucha gente tiene espectaculares arrebatos de orgullo o reclama respeto o hace valer sus derechos sólo quien considera miserable.

Mucha gente se la juega en contra de la opresión cuando el que violenta su libertad es el limpiavidrios del semáforo.

Mucha gente se la pasa propagando la complicidad de la Policía con el delito y después sólo se le ocurre pedir más policías en la calle para combatir la inseguridad.

Mucha gente siempre dice “No es lo mismo” cuando no puede resolver alguna contradicción.

Mucha gente nunca le da monedas a los chicos de la calle, para no alimentar mafias.

Mucha gente teme a muchas cosas.

Mucha gente prefiere inventarse toda una historia antes que enfrentarse a una contradicción.

Mucha gente remarca su predilección por los próceres de antaño con la tranquilidad de que están muertos.

Mucha gente es sanmartiniana y si pudiera separaría a la Argentina de Latinoamérica y la llevaría a Europa.

Mucha gente dedica un respeto especial a los ricos.

Mucha gente se acuerda de los chicos desnutridos para ganar una discusión.

Mucha gente se va a arrepentir.

Mucha gente es servil.

Mucha gente me la chupa.