16 junio 2010

Pasman, la modernidad, Vila, Manzano, Fukuyama... todos La Tienen Adentro

"Lo tomo como de quién viene",
Juan Carlos Pasmann en referencia a la frase célebre de Diego Armando Maradona.






La escena periodística suele mutar. A veces, muy pocas, presenta un universo más equilibrado que la compone. Y otras no. No sólo ideológicamente hablando, también etaria o culturalmente, por ejemplo. Debido a razones diversas, fortuitas o políticas, dependientes del contexto histórico.

Hubo tiempos en que se concentraron los neustadt, los marianusgrondonas, los moralesoláes. En otros, predominaron las camadas jóvenes, cecucés boys, kusnetzzofes, togniettis, malnattis, junto a los matíasmártines, los juancástroses, los olivanes, chudnovskys. Los ronniáriases. Fantinos y recóndones, por qué no. Antes y después, hubo tiempos supuestamente mixtos, en que se mezclaron tenembaunes, zslotowiásdases, montenegros, chavosfúkses, várskyses o simones con lanatas, gélblunes, victorúgos, vervískyses, araujos y macayas. Y junto con inclasificables como tinellis, majules, pergolinis, sofóviches, fontevecchias, marialaurasantillanes, hadades, féinmanes malos y buenos, longobardis, etcétera.

No es el momento de analizar las cuestiones, las necesidades, las realidades o los contextos históticos del surgimiento y la instalación de cada uno. Ni las mismas cuestiones en relación a la esfera empresaria y las configuraciones del Capital que también intervinieron en ello. Basta con saber que existen y que deben ser tenidas en cuenta, al pensar la democratización de los medios, con el mismo nivel de importancia dado a los sujetos periodísticos encargados de la representación y las relaciones de ambas partes, entre sí, y con el ámbito de la Política.

La ilusión moderna del fin de la historia, de los fundamentos, de la autoridad del raciocinio, de la experiencia o del saber, a la vez que promociona sus presuntas bondades humanistas, como la libertad individual del pensamiento o la conciencia ética, o mientras cual manual de autoayuda vende premisas de comportamientos irreflexivos como atributo revolucionario, oculta su verdadero nuevo rol de proveedora de los nuevos elementos del saber y el proceder.

Así como rituales y escrituras paganas, tan organizadores y orientadores como las religiones instituciones que los reemplazó, y tanto como la Razón que ostentó el poder después, la 'sinrazón liberadora y pacífíca' propuesta por la modernidad también se presenta como la ficción orientadora, como el universo de elementos que rige el proceder general. O sea, mierda de libertad. La misma mierda de libertad que supone en la edad de la razón la veda de las masas a los medios concretos del saber, la misma mierda de libertad del mercado o del apropiado reino de Dios.

La apelación a la libertad de la modernidad se parece a la de un náufrago que no sabe nadar. "Estás en el medio del océano, sos libre de decidir para qué lado nadar. Andá a dónde quieras". "Elige tu propio camino". Ahora la biblia es el plasma que se vende en 50 cuotas. La historia sagrada cuyas metáforas eran la brújula con que la comunidad navegaba entre el bien y el mal, dicho sea de paso, cuando la libertad de conciencia no estaba permitida, llegó a nuestros días en forma de contenidos mediáticos.

El poder aparenta haber progresado en sus concepciones humanistas, permitiendo y proponiendo la ética individual, pero su tranquilidad en relación a ese hecho no se debe a ese progreso, sino al progreso en el control casi absoluto de los elementos que regentean esa ética. Por más que el sujeto, entonces, esté comprometido ortodoxa y honorablemente a favor del bien y en contra del mal, las decisiones elaboradas a partir de un falso e infundado catálogo ético no se corresponderán con sus intenciones. Las santas escrituras catódicas siguen intervenidas.

El actual momento histórico, que combina niembros con pásmanes o moralesoláes con lorenasmacieles, sin desconocer las excepciones, no es testigo, precisamente, de la multiplicidad de voces. Porque una clase, un sector de la sociedad, un grupo con intereses afines, son los mismos que están detrás de la barata producción ficcional en que devino la biblia.

Por eso estúpidos adolescentes, Pasman, Queijeiro, Recondo; huevones ya grandes, Majul, Tenembaum, Feinmann el malo, Eliaschev, Leuco; e históricos dinosaurios, como Grondona, Niembro, Legrand, Susana Giménez, la Ruiz Guiñazú y Chiche Gelblung, coinciden perfectamente en sus opiniones, en el sentido de sus reflexiones, en fin, en la clasificación de los elementos del bien y del mal, los que deben ser evidenciados y los que deben ser ocultados.

No es un simple error que todo el mundo se piense justo, bueno y humanista, sostenga el valor de la vida por sobre todo principio, pero esté convencido de que el mayor flagelo social no es la miseria sino la inseguridad. Tampoco lo es que el mismo que se proclama demócrata a la media hora desprecie a la política. Ni la trascendencia del piquetero como imagen del mal y no la del neoliberal que los creó.

Muchos de los que sinceramente se creen nacionales y populares, despliegan el mismo discurso y la misma tabla de valores de quienes se antinacionales y antipopulares. Me gustaría saber dónde ubican en ella, y con qué fundamentos, a personalidades como Luis D'Elía, Hugo Moyano, Guillermo Moreno. Y dónde, a las otras.

La falsa heterogeneidad se manifestó en estos días en la casi cuestión de Estado en que convirtieron temas como la vestimenta de Maradona. Algo tan menor se convirtió de pronto en caso de vida o muerte. Antes, el acuerdo general reprobaba el lenguaje soez con que se defendió de un periodista y no el comportamiento anterior, mucho más reprochable, del comunicador. Que, convencido o no -da lo mismo- de ciertos elementos éticos y sus atributos, se arrojó sobre la estrella, cual mercenario a la misión encargada en una guerra mayor.

El logos está controlado. Al tiempo en que llegaban las promesas de libre albedrío, paradójicamente, la frase argumental del tipo "todos piensan lo contrario y vos creés que tenés razón". "¿Todos son unos boludos y vos sos el único que sabe?", entre otras variaciones que encarnan, al mismo tiempo, la sustitución del valor cualitativo del conocimiento como mejor atributo del objeto de conocimiento para la propia conciencia, por la supremacía del aspecto cuantitativo de este; y la difusión de la reproducción audiovisual cuyos contenidos normalizan las condiciones en que cantidad supera a calidad, llegando a condenar al ridículo a quien oponga resistencia.

La retórica dejó de asistirse de los fundamentos para volcarse a la más barata intervención de la producción de los contenidos bíblico-mediáticos, centrando su arte para el convencimiento ya no en la organización argumentativa del discurso benéfico a sus intereses, sino en la repetición de esas posiciones implacablemente presentes en la totalidad de su oferta de productos.

La conciencia común, inexorablemente ligada a la conciencia individual que aseguran liberar, se constituye en el campo intervenido. Por eso es posible este video de perfil.com, por eso es posible que en este video Pablo Javier Blanco señale la frase de Diego como "tan polémica", y por eso un don nadie miserable como Juan carlos Pasman puede ponerse por encima de la estrella más popular y decir sin sonrojarse que toma sus dichos "como de quién viene". Porque la conciencia común está afectada por ceretezas absolutamente interesadas, ideológicas y egoístas. Porque la concentración de los medios -de capital, de producción, de comunicación...- se ocupa de conservar sus privilegios, ya no reprimiendo la libertad de pensamiento, sino adulterando su alimento, su materia prima.

No tiene iguales condiciones (salud, fuerza, capacidad, posibilidades...) el que come de primera que el que come de la basura. Lo mismo no la tiene, el que consume información (saber, conocimiento, noticia...) ética y profesionalmente de primera que el que consume información de la basura. En ese marco, desaparece el temor conservador a la libre expresión, o a la libre competencia, puesto que el control de los medios garantiza su supremacía, su reafirmación, la de los propios enunciados y la promoción de los valores más convenientes.

La mentira significada por la apelación a la libertad, en este contexto, se fundamenta en la imposibilidad de realización de la libertad en condiciones de desigualdad. Se fundamenta en un abanico de evidencias, que va desde la ventaja de las herramientas con que cuentan, accesos, posibilidades, consumos, cuidados; hasta la privilegiada participación en instancias de decisión política y, tan importantes o más, tan selectamente reservada o más, tan vedada o más, en las intancias de manipulación, preservación e imposición de afirmaciones canónicas. Los viejos guardianes de las Santas Escrituras se retuercen en sus tumbas cuando ven que el honor de su oficio hoy día se juega en manos de danielesvilas y manzanos.

Ahí es donde reside el fundamento de abolir el Fundamento, el fin de la historia, el descarte del pensamiento y el saber, en la necesidad de abolir la evidencia de la mentira. El rastro de la trampa. En la inteligencia de que la historia documenta sus responsabilidades, sus traiciones, sus daños y agresiones y sus motivos. Y también debe deberle algo, el fundamento de abolir el Fundamento, a la potencia igualadora y más incierta de la producción de conocimiento.

Concluyendo, vale decir que, entre las responsabilidades que puede desnudar la memoria está la complicidad en la producción de las condiciones de desigualdad. En todos sus sentidos. La complicidad con la miseria con que han agredido a muchos, por ejemplo. Toti Pasman es un imbécil o un perverso o un mercenario, pero está amparado por la presunción de inocencia que su cara de bobo y el universo de elementos culturales que enmarcan su intervención le proveen pero, más, por el amparo que provee la eximición del trabajo intelectual y de la producción cualitativa.

Los vilas mandan al frente a a estos retardados como la policía manda a los menores. Por su impunidad ante la ley. El verdadero mal, aún cuando quede a exclusivo cargo de Pasman, hay que seguir buscándolo en los vilas, manzanos y denarváez. Capaces de encontrar siempre a un pasman deseoso de pegar el salto con el que insistir con sus premisas sin fundamento o desviar el foco. Es verdad que Pasman la tiene adentro, pero la única posibilidad de que la tenga adentro quién verdaderamente se lo merece, es la Ley de Servicios Audiovisuales.

conciencia común

15 junio 2010

Te digo cómo es Sudáfrica, yo que estuve ahí

Horacio Pagani es uno de los casos de periodistas a los que no conozco personalmente. Tengo referencias, claro. Pero, al no ser demasiado precisas, el panorama resulta bastante pobre como para criticarlo o interpretar sus dichos. Aunque, de todos modos, me gustaría intentarlo. Sobre todo porque lo que quiero analizar, al menos pobremente, son sus declaraciones al diario Perfil.com. Cuyo video he choripaneado en la inteligencia de que, en mi condición de pecador, bien me vendrían cien añitos de perdón más, para descontar.
En Fin. Balance rápido con lo poco que se.

Punto a favor (PAF). Se que coincido con su fanatismo por Román, pero no sé si ello también sucede con nuestros fundamentos. Durante un mes repetí, imitando la voz que puso, su grito de ¡¡¡poné a Riquelme!!!

Punto en contra (PEC). Vi en vivo cuando Alejandro Fabbri le gritó "payaso mediático" y también la discusión que prologó la frase célebre. Es decir, lo escuché mentir con aquello de que no había censura en Clarín.

PAF. Tiene una inconfundible voz de borracho.

PEC. Hace mucho que ocupa altos cargos en el grupo Clarín.

PAF. No lo escuché utilizar, al menos yo, los miserables discursos oficiales de las ocacionales operetas.

PEC. Trabaja tranquilamente con gente como Gorilón Recondo, Malcompañero Palacios o Samuel 'malbiche' Gellblung.

PAF. Son muy pocos los periodistas de esta Ciudad que no conozco, ya sea personalmente o por referencias y, si bien, no me llegaron buenas referencias de él, tampoco llegaron las malas.


En fin, a lo que voy con este punteo es a la dificultad para decidir si el hombre es una porquería o no. Para intentar entender mejor los dichos vertidos en este video y no otorgarle un sentido equivocado a su testimonio desde Sudáfrica.

Dice:
1. que la comida es muy buena, especialmente los mariscos.
2. que lo que más le extrañó es "la amabilidad" con que "la gente" disimula las obras que aún están sin terminar para el evento.
3. que lo que no le gusta es que "todavía se nota que hay una diferenciación racial", que considera "irremediable" porque "un grupo de blancos en un país absolutamente negro produce cierto escozor".
4. que no ha tenido "suerte" puesto que, respecto de las mujeres que hay en Sudáfrica -a quienes también llama la "gente"-, sus estimaciones afirman que hay "un 10 por ciento, o menos, de gente aceptable, aceptablemente linda o estética".
y
5. que sus presunciones para los días que le quedan a su estadía en Sudáfrica son que será algo "durísimo", porque siente que "hay una fuerte sensación de abstinencia".


Dejando a un lado los puntos 1 y 5, desconocer al sujeto, por un lado, me lleva a preguntar ¿por qué se extraña Pagani de la amabilidad con que pueden ser tomadas ciertas insuficiencias? Traicionado, quizás, por el mismo desconocimiento me siento tentado a pensar que ello se debe a su procedencia mediática y, dentro de ella, a su extracción clarinista. Prejuicios e ignorancia operan sobre mi respuesta, seguramente. Pero no me suena tan descabellado que, tantos años trabajando en un mismo lugar, a alguien se le peguen los vicios de la empresa. O que termine incorporando ciertas nociones ajenas a su realidad.

Teniendo en cuenta que en esa empresa, cosas como paciencia y crispación, amabilidad y antipatía, buen o mal trato, perjuicio y beneficio... son mercancía, el producto determinado por acuerdos o desacuerdos, extorsiones o promociones, presiones o intereses, pero que para nada se corresponde esa producción con los atributos o los defectos concretos de tal o cual cosa.

La segunda cosa es esa "diferenciación racial" que nota, no le gusta y no explica en qué circunstancias se nota. No obstante ello, el periodista deportivo llegó a la conclusión de que se trata de algo "irremediable". Pero, no por ese más de medio siglo de supremacía racial y política de una minoría (sólo el 13% de la población es blanca y un 75%, negra). Ni por el hecho de que hace apenas 16 años que los negros pueden votar, ni por los 31 años de prisión que sufrió Mandela, ni por las violaciones a los DDHH, ni por el orígen extranjero de los dominadores históricos y privilegiados presentes, y ni siquiera por el 20% de desempleo.

Para Pagani, independientemente del poco tiempo de integración democrática que lleva ese país, ya se puede diagnosticar la falta de remedio porque, como todos sabemos, "un grupo de blancos en un país absolutamente negro produce cierto escozor". Pero qué negros caprichosos, pienso.

Hasta que lo escucho hablar de las mujeres, esa cosa que sirve para cojer, y me da la impresión de que nuestro testigo en Sudáfrica, además de no ser un intelectual, tampoco es lo que se dice un guardián receloso de los DDHH, las igualdades comunitarias o la justicia social. Más bien pareciera que su modo de relacionarse con las personas, el lenguaje usado, incluso, tienen más vínculos con aspectos y atributos de esferas extranjeras a la de la humana. Al fundamento cuantitativo con que explica la diferenciación racial, agrega las científicas estadísticas que afirman que en Sudáfrica hay un 10 por ciento, "o menos, de gente aceptable" o "aceptablemente linda o estética".

No tenía motivos para prejuzgar, pero los prejuicios siempre se hacen un lugar en las mentes de temperamento vil, escaso talento y compromiso perezoso, como la mía. Por suerte, el primero que detecte alguna injusticia en este escrito, sabrá repararla súbitamente con su comentario.

Waka-Waka.





Todo está guardado o bien adentro

Este post está dedicado al Doc9. Iba a responder a su comentario del post anterior. Le iba a decir que esa frase suya, en la que asegura no querer que salga campeón Argentina, sino que prefiere que "salga campeón Maradona", por más que comparta con fervor ese sentimiento suyo, no me gusta demasiado.

Le iba a contar que ello se debe a la inmediata asociación mental de dicha oración con uno de los recuerdos tristes de la vida. De esos -pocos- que no pertenecen al ámbito íntimo pero que se corresponden igualmente con sucesos que provocan un dolor similar, como si lo fueran.

Hechos públicos o populares, formalmente ajenos aunque, por alguna razón, se han colado entre los sentimientos propios, forman parte del mapa personal de afectos e, incluso, suelen llegar a constituir importantes íconos simbólicos, bienes culturales, a partir de los que puede explicarse perfectamente una completa concepción de mundo. Personas o acontecimientos que, aun inconcientemente, ganan un lugar privilegiado en la realidad de un extraño determinado.

¿Se entiende a lo que intento referirme? Hay una fórmula con que puede comprobarse la posesión de dicho estatus. Piense un segundo, ¿son muchos quienes, siempre que se lo permita la edad, han olvidado dónde o con quién estaban cuando murió el Negro Olmedo?
¿Algún viejo militante no recuerda el instante en que se enteró del Golpe?
¿Y del Mundial '86? ¿Muy pocos son, los capaces de evocar el escenario en el que vio a la Selección salir campeón del mundo? ¿Y cuando Maradona le hizo el gol a los ingleses?

¿Dónde estaba usted cuando se enteró de que el Diego se quedaba afuera del Mundial de los EE.UU.? Pasaron 16 años. Yo era más joven y estaba en la casa de mi amigo O, con el que compartí el jardín de infantes, la escuela pública primaria y, después, la secundaria. La que, en el '94 ya hacía algunos años que habíamos terminado.

No me acuerdo cuándo dejamos de vernos, de ir a jugar a la pelota o al Sega, de ir juntos todos los sábados a los boliches o ver cualquier partido con pizza y cerveza. Pero me acuerdo de ese día perfectamente, puedo ver claramente en mi memoria quiénes estábamos frente al televisor, dónde estaba sentado cada uno y quién se apoyaba en la mesa y quién no.

Decía, entonces, que le iba a decir al Doc9 que su frase me recordaba a Dolina, diciendo más o menos lo mismo, pero con una boina horrible, horas después de ese hecho. El video de abajo. Pero ahora se me ocurre que esas cosas también sirven, porque todo el mundo compara este campeonato con el del '86, que el 1er. gol fue a los 6 minutos, que el traje es gris como el que usó Bilardo, pero también están ahora sobrevolándonos los mismos buitres que hace 16 años se lanzaban sobre el cadáver delicioso de la estrella más grande.

Ahí está Blatter. No está Havelange, pero está Pelé. Y Beckenbauer. Y Platiní. Y no se si ahora sigue sin gustarme la frase, después de haberme dejado la idea o la ilusón de que, al final, el círculo era más grande de lo que parecía y, tal vez, tenía que cerrar ahora, con esta historia, cuando están todos los buitres de siempre y todos los mercenarios de siempre, de los que Pasman es sólo el bufón, todos en fila, y a punto de tenerla de una vez por todas adentro.