26 abril 2007

Arctic Monkeys y los gorilas


Arctic Monkeys, es una banda inglesa de jóvenes muy jóvenes que a mi particularmente me gusta mucho.

Según Marcelo Bellucci, de Clarín, que escribe una nota, no en cultura, no en el Sí!, sino en el Suplemento Next del pasado 25/04/07, su primer simple, I Bet That You Look Good On The Dancefloor, saltó al número uno “de los chart y destronó al perpetuo Robbie Williams”. Enumera más récords, como que desplazó a Definitely Maybe de Oasis como el disco debut que más placas vendió en una semana. Banda, por otro lado, con cuyas partituras de Be Here Now (1997) empezaron a ensayar.
Estos chicos son de Hight Green, un barrio obrero de Sheffield.

Dice Bellucci que “sin un pelo de barba y con un chiflido en las tripas, se colgaron de un escenario”. Dice Bellucci que como “eran humildes y desinteresados, antes de cada concierto copiaban sus temas en un CD y lo regalaban a su público”. Después vino el sitio que le dedicaron sus fans y su propio sitio oficial.

El último disco de Metallica es impresionante. Lo sabe el que lo escuchó al menos una vez. Y lo sabe mucho más el que lo escuchó un millón de veces.
Metallica es la banda que acaparó la vanguardia del cuento de los derechos de autor y del supuesto reclamo hacia su público, para que pague por los discos originales, tan bellamente editados por las productoras multinacionales y promocionados por canales, programas y cadenas disqueras.

No sé qué harán los Arctic Monkeys en un futuro pero, por ahora, el placer de escuchar sus temas bajados de la página en su honor, sólo es comparable al placer de escuchar un disco trucho de Metallica en volumen 10.

En fin, para que la democracia no sea sólo elegir, como en este caso, entre los monos árticos y los gorilas de siempre.

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