01 noviembre 2009

Sonidero Nacional

4 comentarios:

Octavio dijo...

cómo se lavó las manos la blogósfera peroncha con el tema Kraft!

Ulises Dumond dijo...

Fuentes de mi confianza, cercanas al Ministerio de Trabajo y a una parte de la Comisión Interna, me confiaron coincidentemente cierto reconocimiento hacia el Ministro de Trabajo, Carlos Tomada, por su dedicación durante el conflicto.
Ocupándose incluso de agujeros, abiertos tanto por la inoperancia de la administración bonaerense como por el tendencioso sentido de justicia predominante en los tribunales de San Isidro.
Esto último, también confirmado por una fuente confiable, del ámbito judicial, aunque no tan cercana.
Qué se yo, no me consuela. A mi también me gustaría que los caguen a tiros y los rajen a la mierda a éstos gringos hijos de puta. Y que pidan la extradición de Warren Buffet. Y que la fábrica se convierta en la CATU (cooperativa alimenticia terrabusi unida) y ahí sí declarar a sus productos "Golosina Nacional", "Gelatina de la Patria Grande" o cómo a usted más le guste.
Y me gustaría que testaferros, lobbystas, CEOs, apoderados y gerentes de recursos humanos cipayos sean juzgados por su real responsabilidad. Por el desempeño de estos señores en engranajes comunitarios tan sensibles, su competencia en el ejercicio del poder que la cultura productiva occidental otorga a quienes ocupan esos puestos, etcétera...
Pero también -quizás sea la vejez- soy conciente de las limitaciones -las propias y las obligadas-, y de algo que entiendo todo partido de izquierda tiene la contadictoria obligación de olvidar, que son las condiciones materiales concretas, entre las que no puedo evitar ver la furia de una terrible maquinaria opositora, cuya envergadura, ideología y calidad de sus soldados, me confirma o me renueva la esperanza.
Tráteme de conciliador, de burgués, de conservador, de lo que quiera, pero no puedo dejar de reconocer la buena gestión de esta gente a pesar de la ficción que hoy constituye la realidad.
No sé si me ubicó dentro del colectivo "blogósfera peroncha" o del que "se lavó las manos", pero no tengo intenciones de ser un chupacirios. También me rompe soberanamente las pelotas que la CTA y los delegados del subte no tengan su personería, que no nacionalicen Kraft, que las organizaciones sociales no tengan más presencia en el Gobierno, etcétera, etcétera, etcétera, pero no me pida que piense que es todo una mierda porque eso pensaba durante la dictadura, una vez extinguida la esperanza alfonsinista, y en los doce años de menemismo, del 89 al 2001, y sé con una certeza abrumadora que esto no es lo mismo.
Lo saludo respetuosamente,
Ulises

Octavio dijo...

lo de "blogósfera peroncha" es en referencia a los cientos de blogs peronistas aparecidos últimamente, algunos sostenidos económicamente por el gobierno durante época de elecciones (esto viene de muy buena fuente), que pasaron de largo con el tema Kraft, como también, en medio del quilombo de la ley de medios, casi todos pasaron de largo la marcha por Julio Lopez. digamos que hay una militancia totalmente acrítica que gusta de barrer la basura abajo de la alfombra (en la que no creo que se encuentre usted) que me genera bastante rechazo. esto sin dejar de reconocerle méritos a este gobierno, el mismo que voté hace unos meses y el mismo que recibe un ensañamiento mediático nunca antes visto en mi corta vida.

saludos

Ulises Dumond dijo...

El cansancio de perder siempre; astío de haber perdido desde el principio de los tiempos; la necesidad de seguir creyendo en la política y la democracia; la abulia de tener que enfrentar a un rival tan poco digno, miserable, sin honor, obcecado hacia cualquier intento popular; con artimañas tan básicas, procedimientos sin talento y producciones tan evidentemente tendenciosas; y, sin embargo, con un inexplicable e increíble nivel de influencia, redoblando la angustia provocada por la impotencia; con el terror de los que pasamos desempleo con los otros gobiernos y con el de los que pasaron hambre, entre otras tantas cosas, tiendo a entender a esa "militancia totalmente acrítica", según la llama usted.

Entiendamé, este Gobierno se defiende por su gestión, porque es mediáticamente inepto y porque la talla de las posibilidades productivas de sus rivales es de tal magnitud que pueden convencer a una porción inmensa de ciudadanos de que Rubén Rada es rubio, de que un monopolio es un canto a la libertad de expresión y la democracia, o que "la crisis" puede disparar y causar dos nuevas muertes, como si fuera un comisario cumpliendo la orden de reprimir de Chiche Duhalde, drogado hasta la manija.

A veces se hace evidente que el arma oficial es la gestión y la opositora, la inmensa posesión de los medios de producción, concentrados, privados y encima asociados para la común empresa desestabilizadora.

Y así como es evidente que la debilidad del Gobierno es la incapacidad de disputar la batalla mediática, la de la oligarquía, es la inutilidad e incompetencia de sus soldados. Desde los grandes jetones de siempre (Morales Solá, Mariano Grondona, Nelson Castro, Magdalena Ruiz Guiñazú), que ya están más quemados que Nikki Lauda; pasando por los ignorantes semijetones (Bonelli, Silvestre, Feinmann, Ma laura Santillán), cuya incapacidad no sólo se debe a su flaqueza intelectual sino también a que su vocación impopular aflora en su falta absoluta de carisma; hasta los profesionales más oprimidos, mal pagos, con organización política prohibida y sobreocupación, que no tienen ganas de dejarse puesta la camiseta.

Entonces, si bien todos sabemos que el espíritu crítico nos salvará, a veces prefiero que se utili un sistema de prioridades, que se critiquen las cosas en orden de importancia y, por lo tanto, se guarden críticas del tipo "la inflación es medio punto más, manipulan los datos, no cuentan los aumentos de los pasajes de cruceros" y manifestar sólo las que la conciencia señala como obligatorias, caso Kraft, Crónica, la personería de la CTA.

Quiero decir, entiendo a los que piensan que es mejor no avivar giles o, mejor dicho, a tanto hijo de puta peligroso. Lo único que falta es que se sirva de nuestra autocrítica para volver al lugar desde donde nos hizo perder mucho más de lo que esta gestión va logrando recuperar.

Dígame que estoy acabado. Llámeme conservador, tibio, traidor, lo que quiera, pero saque la cuenta de cuántos años de ortodoxa frutración lleva la causa popular culpa de la inocencia política del "progresismo", por llamarlo de alguna manera.

Cuando la autocrítica resuelve menos la realización de cierto aspecto de la administración que la desestabilización que causa en el proyecto todo, deja de ser honestidad intelectual y pasa a ser estupidez suprema.

Lo entiendo a usted y creo que usted entenderá un poco más a la bloguera peroncha.

Saludos
Ulises

PD. ¿No sabe si siguen contratando bloggers pagos?