20 septiembre 2007

Un azote


No es extraño que los fachos de siempre aprovechen cualquier ocación para pronunciarse sobre las verdaderas injusticias. Pero lo que llama la atención es la alevosía que le imprimieron a esta nota que firma Danila Curotto (Curotto, no culoroto, no es gracioso), que debe ser una nena y que escribe una nota color sobre el "azote de Palermo", de la que les dejo tres botones de muestra, para que me digan si no se merecen un lindo azote, pero en las nalgas, esta nena que escribe esta nota tan gorila y, porqué no, también todas las nalgas de las hijas y nietas adolescentes de todos estos fachos.



Dice:


Niños en el delito

" Este es uno de los chicos, de entre 7 y 10 años, que forman una bandita que viene asaltando los comercios de Bulnes entre Güemes y Santa Fe, muy cerca del shopping Alto Palermo. Primero pedían dinero. Pero, luego, drogados con pegamento y armados con púas y navajas, robaban con amenazas. Participa una nena de unos 8 años que, en un robo, de tan alterada, ni el cuchillo podía sostener. Este chico cayó, y buscan a los otros, pero ¿qué se puede hacer con ellos? ¿No habrá que hablar en serio de una política criminal que proteja a los menores pero también a sus víctimas?"




" Pero esta vez el caso llegó a la opinión pública y tuvo su consecuente "final feliz" (dependiendo de donde se lo mire): unas 24 horas después del asalto a la lencería -que tuvo como resultado un botín de 150 pesos para los precoces protagonistas-, la policía detuvo a uno de los chicos. El nene, de sólo 10 años, estuvo alrededor de una hora en cuclillas a los pies del efectivo que lo capturó hasta que fue subido al patrullero con destino a la comisaría 21»; a su lado, una bolsita de pegamento para aspirar justificaba los gritos despavoridos y sin sentido del pequeño. María Laura, la empleada de la lencería, lo había identificado y la policía se dio el gusto de conseguir un arresto para que las historias de la tele terminaran "bien".


" En efecto, el último capítulo de la historia del día terminó con el menor encapuchado dentro del patrullero, agobiado por flashes y cámaras de televisión buscando el ángulo perfecto. Sin dudas, el broche de oro para una jornada en la que los vecinos de la cuadra no dejaron de pedir más seguridad a los medios. Aunque la detención no lleve a nada y el chico regrese a la calle para recomponer el círculo vicioso.





Dato paranoico: en diferentes lugares de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires ayerse multiplicaron sugestivamente la cantidad de operativos policiales, con exagerados despliegues, que en algunos casos llegaron a más de diez patrulleros para perseguir a dos jovencísimos tiros locos.

3 comentarios:

Clandestina dijo...

Me quedé con el final del primer botón q nos dejaste "¿No habrá que hablar en serio de una política criminal que proteja a los menores pero también a sus víctimas?"

Nunca jamás preguntar, x ej., ¿no habrá q hablar en serio de políticas q les den la posibilidad a estos chicos y sus familias de estar en pie de igualdad con el resto, q cambien exclusión y esclavitud x salud, trabajo, educación, q no estén condenados a la pena de muerte desde la panza de la mamá?

No me parece para nada paranoico el dato q das, es una realidad q se repite sistemáticamente cada vez q hay q "calmar a las fieras" (además de observarlo, lo viví en carne propia una vez), o bien cuando las mafias se ponen densas puertas para adentro.

Acuerdo con la calificación de alevosía q le das a la nota. Es graciosa, sí, la asociación q hacés del apellido de la autora penalmente responsable, a quien prefiero llamar cerebro roto.

Lamento, pero disiento x completo con tu propuesta aún cuando se asocia a uno de los ejes de la nota. Y a riesgo de q se me considere arbitraria, me reservo públicamente las razones. Considero mucho más efectivo mandarlas a vivir a los mismos lugares y en las mismas condiciones q los chicos a quienes acusan y para quienes piden castigo, a ver qué tienen para escribir, contar o pedir después.

Ulises Dumond dijo...

¡Nal-ga-da! ¡Nal-ga-das!
Qué pasa Clande, hay que vivir y dejar vivir, je. A menos que... ¿no nos vamos a enterar acá de tu azote traumático, no?

(Esa gente no aprende aún si los mandás a vivir al fondo del titicaca. Mirá, si no tenés la maravillosa posibilidad de vivirlo a diario, cualquier programa de policías o de cárceles o de ser un nabo y verás que los mismo íntimos de los "acusados" repiten el discurso de ellos, del poder, el mismo que repite esta nena.)

Beso

Anónimo dijo...

Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.

- Daniel