14 mayo 2007

Correctores, por favor

Un oficio, tan conocido por estos días como el de talabartero, es el de corrector. Así como la gente, económicamente, dejó de aplicarse al uso de productos de cuero, los empresarios periodísticos decidieron también, económicamente, prescindir de los correctores.

Así como deciciones políticas y empresariales proponen una realidad que nos obliga a dejar el cuero a mano de géneros, náilones y demás artificialidades, los empresarios periodísticos nos obligan a leer cada vez más barbaridades confiados, que en los más de los casos, nadie se va a dar cuenta. "Si no se dan cuenta por quién votan, mucho menos van a advertir una falta ortográfica", pensarán, y hasta quizás con buen tino.

Sucede que, justamente, el pecado en este caso se produce cuando el lector no sabe. Que, por otra parte, es cuando tiene sentido la información. En este caso, la página minutouno.com publica en quinto lugar de la tabla de posiciones del torneo local de fútbol, de Primera A, a Argentinos Jrs. pero con el escudo de Arsenal, la cantidad de partidos jugados por los dos, y el puntaje, nuevamente del equipo de Sarandí.

La ausencia de correctores no sólo es algo similar a un producto sin control de calidad, con lo cuál podríamos estar hablando de un producto simplemente mortal, si nos refiriéramos a un alimento, por ejemplo. O un boliche, porque ¿no dicen que fue por amarrete que Chabán no tenía todo en regla? o ¿no fue por falta de control que Cromañón ardió con sus consecuencias consabidísimas? Si bien los daños no pueden ser comparables, la ética sí.

Y no estoy seguro si es para arrancarse los pelos el hecho de extinguir tal o cual oficio, como tampoco sé la extinción de tal o cual especie, lo que sí es para arrancarse los cuatro pelos que nos quedan es que exista cierta moral empresaria que por mandato económico es capaz de limpiarse a todas las ballenas para hacer pinceles con sus pestañas. Esos son nuestros empresarios. ¿Usted está seguro que lo haría de modo diferente?

(Por supuesto estos tipos de errores son comunes en los grandes diarios argentinos y en los pequeños, me serví de la página de Chiche por razones fortuitas.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué bueno que alguien reconozca que nuestro oficio es necesario! Es una pena que por cuestiones económicas los medios gráficos no cuiden la calidad del producto que le ofrecen al lector. Así estamos...
Una correctora agradecida.
Silvia Castello